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Cuando lo único que queda es esperar

  • Foto del escritor: Lolita
    Lolita
  • 31 may 2017
  • 2 Min. de lectura

El día que mi papa regresó a casa luego de la cirugía, lo recuerdo entusiasmado con el hecho de pensar que pronto podía incorporarse al colegio nuevamente y ni las quimioterapias, ni las constantes consultas con los doctores ni toda la incertidumbre que transpiraba el resto del mundo, lograron detener su deseo por regresar a su rutina diaria; la vida normal de un adolescente de su edad. Fue así como nos demostró a todos que cuando deseas algo con toda tu alma y luchas por ello puedes conseguirlo. Todo iba viento en popa, así pasamos septiembre, octubre y noviembre teniendo la esperanza de nuestro lado. Al llegar diciembre los exámenes que habían sido enviados a un hospital en estados unidos llegaron a las manos del médico que llevaba el caso y el resultado de estos nos dejó con una sensación aún más inquietante que el diagnóstico inicial.




Yo solo veía como durante varios días salían bien temprano, mi papito me abrazaba y se despedía de mí solo para regresar dos o tres días después  de estar ingresado listo para entrar a la cirugía que terminaría con toda esta agonía debido a que esta era constantemente suspendida y pospuesta bajo diferentes excusas por parte no de los médicos si no de los administradores de ese hospital. Así transcurrieron varias semanas sin que papá pudiera operarse. Finalmente un doctor del Hospital Bloom logro conseguir que le prestaran el instrumental necesario por medio de uno de sus colegas pero justo antes de entrar al quirófano por fin se encontraron con que faltaban algunas piezas importantes de dicho equipo pero no podían esperar más, igual le hicieron la cirugía… Días después volvió a salir de cuidados intensivos y la esperanza regresó a nuestras vidas de forma fugaz, porque estando en recuperación al realizarle otra resonancia el medico se percató que la cirugía había sido un fracaso y que tendrían que realizar una tercera cirugía, pero se venían las vacaciones por lo que nos dijeron que la programarían al regresar de estas. Al llegar a casa, desde este momento, fue cuando el infierno mismo asomó su sombra en la vida de papá.

 
 
 

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